Zoología evangélica

Continuemos con el evangelio de este domingo 14, ciclo C, porque tiene miga. Lo leo o lo veo en http://www.stamsilencio.com/

y me hago una cuestión que puede tener implicaciones exegéticas: ¿Es un relato biográfico o alegórico? ¿O las dos cosas?

El ámbito de la exégesis me rebasa ampliamente pero -solo por sentido común- puede que la solución vaya, a la limón, tanto por lo simbólico, como por lo «biográfico», con todas las limitaciones de una biografía de cualquier personaje de la Edad Antigua. En cualquier caso, este es un blog literario y solo daré pistas. Que decidan los exégetas.

El que Jesús fuera de peregrinación a Jerusalén desde Galilea y pidiera a parte de su equipo -¿setenta o setenta y dos individuos?- que se fueran adelantando para que los samaritanos -¿los lobos de Lc 10:3?- no se pongan nerviosos al ver tantos «inmigrantes» galileos juntos puede tener sentido. En cualquier caso, la palabra «Shalam», paz y/o saludo, aparece cuatro veces en tres versos: Lc 10, 4-6. El que esa «paz» sea un mero saludo para tranquilizar a los samaritanos o la PAZ mesiánica para la ecúmene, es una opción exegética que aquí no sabría yo definir. En otro caso-ver la primera de las entradas de este blog «Versión minimalista» https://bibliababel.wordpress.com/2016/05/24/version-minimalista/- ya me incliné por el mero saludo. Lo que tengo claro es que en Lc 10:6 sí que hay que traducir la rimbombante expresión de «hijo de la paz» por un sencillo «persona buena» u «hombre de bien».

Pero, ya en el plano alegórico, aparte de los supuestos hombres-lobo samaritanos, es destacable la presencia de especies herpetológicas en Lc 10:19. Nos vienen a la cabeza los ecos de Isaías 27:1. Aquí, en Lucas, los bichos son más pequeñitos pero no vamos a comparar YHWH con los compañeros de Jesús: Cada cual con los de su tamaño. A su vez, Is 27:1 refleja ecos de otra cacería mítica todavía más barroca.

Así, en su correspondiente proceso cosmogónico, el dios mesopotámico Marduk se las tenía que ver, entre otros, con

«hidras, dragones formidables, monstruos marinos, leones colosales, perros furiosos, hombres-escorpiones, monstruos agresivos, hombres-peces y bisontes gigantescos»

según la versión ofrecida por el ilustre profesor Lara Peinado de un antiguo poema acadio, «Enuma elis«.

Se ve que, efectivamente, otro mundo es posible, pero que antes hay que modificar sensiblemente el ecosistema de partida. Así es la idea de los mitos de creación antiguos. Por supuesto, «Laudato si’» se posiciona totalmente en contra y los cristianos – y todo el mundo, dicho sea de paso- tenemos que proteger la biodiversidad. Para ello y para que la paz y lo bueno de la (re)creación de Cristo avance, no tenemos que lidiar con Godzilla pero sí tenemos que vencer, o domesticar, nuestras propias alimañas morales.

¡Feliz julio 2016!